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Treinta y dos años en la silla elevada sobre la pista contemplan a Carlos Bernardes, quizás el juez árbitro de tenis más popular junto a ... Mohamed Lahyani, una cara conocida para cualquier aficionado al deporte de la raqueta al más alto nivel. Málaga ha sido la ciudad de su retirada, justo este domingo, en el primer duelo de la final, entre Matteo Berrettini y Botic van de Zandschulp.
«Estoy bien, contento. Mi familia está aquí, todo el equipo que trabaja con nosotros. Es algo fantástico y tengo mucha ilusión de poder terminar así», declaro el brasileño a este periódico minutos antes de subirse por última vez a la silla para un partido oficial, en su última entrevistra concedida como juez árbitro. Su hija de 24 años, que estudia en Madrid, y su madre, de 80 años y por primera vez en Europa, están en la pista.
Hay muchos datos que ejemplifican el peso que ha tenido Bernardes en la 'era ATP'. De los 29 jugadores que alcanzaron el número 1, tuvo el privilegio de arbitrar a 24 de ellos, entre ellos a Jannik Sinner, que saltó luego a la pista en el Carpena.
«En mi caso han sido 40 años (antes empezó ya de juez de línea) en hoteles, aviones y diferentes países. Entonces ya está el momento de querer vivir un poco la vida normal. La gente dice '¡qué maravilla!' Pero después de 40 años... 'Ah, ¿y fue a Nueva York?', Sí. Fui a Nueva York y 40 veces...», bromea Bernardes, que no se retira por edad, ya que no hay limitación al respecto. «La limitación es más por la capacidad.
Entre el tenis de sus primeros años y el que deja ahora, en el que en la mayoría de torneos de élite ya no se emplean jueces de línea, la diferencia está en «la tecnología». «Y cambió mucho para mejor, porque hay menos errores, hay menos discusiones. Entonces las cosas pueden terminar sin polémicas. Básicamente eso».
Además, Bernardes cree que ahora hay «más velocidad» y los tenistas son «más atletas». «Estos tipos juegan todos los días. Si hay un Grand Slam, tienen que jugar cinco sets casi todos los días. Tienen una preparación física muy buena«.
La carrera de Bernardes, siempre bondadoso y querido, se recuerda por una polémica con uno de los tenistas que menos problemas han tenido con los árbitros, Rafa Nadal, en un partido de 2010 ante Berdych. Una bola justa del checo la cantó mala y el español levantó el brazo y paró el punto. Después, resultó ser buena. Nadal había logrado responder, y su golpe pasó al otro lado. En lugar de repetirse el punto, se lo dio a Berdych, y Rafa estalló. Pasó del «no quiero jugar» a la famosa frase, que le repitió varias veces: «Me estás diciendo una barbaridad, Carlos».
«Lo recuerdo como anécdota, porque siempre tuve una relación muy buena con él. Son diferencias que se quedan en la pista. Y cuando terminan, mueren ahí», zanja ahora el incidente Bernardes. Curiosamente, Málaga ha supuesto el 'ultimo baile' de ambos, en fechas diferentes de la semana, en esta Copa Davis en el que también lo deja Wesley Koolhof.
¿Y dónde le ha gustado arbitrar a Bernardes? «Me encanta Melbourne: ¡Puedo volver andando al hotel a las dos de la madrugada! Tokio siempre ha estado por delante; Montecarlo es preciosa, sobre todo cuando no llueve. Y Nueva York, donde arbitré en mi primer Grand Slam, es siempre inolvidable», concluye. 8.000 partidos después, se acabó su carrera como juez.
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