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El plan de fuga tras el doble crimen de Fuengirola: cambio estético y tres países en menos de 24 horas

La Policía Nacional descubrió que el presunto asesino se había afeitado la cara y la cabeza para evitar que lo reconocieran en los aeropuertos

Juan Cano

Málaga

Martes, 17 de junio 2025, 00:25

Sólo con ver el vídeo de las cámaras de seguridad del Monaghan's, los investigadores de la Policía Nacional tuvieron meridianamente claro que estaban ante un profesional. Un asesino enviado para ejecutar a los escoceses Ross Monaghan y Eddie Lyons Jr., ambos del clan de los Lyons, que lleva años en guerra con el de los Daniels.

Las imágenes evidenciaban que el pistolero no sólo tenía nervios de acero, sino además una gran pericia en el manejo de las armas. La noche del 31 de mayo, el autor material de los asesinatos se acercó a la mesa que las víctimas compartían con la esposa de uno de ellos y descerrajó un disparo en el cuello a Eddie Lyons, que murió en el acto.

A continuación, intentó disparar a su segundo objetivo, pero la pistola se encasquilló y no pudo abatirlo en la calle. Ross Monaghan aprovechó la circunstancia para huir hacia el interior del local -situado junto al paseo marítimo de Fuengirola- buscando un lugar donde esconderse o alguna salida de emergencia para escapar de las balas.

Lejos de amilanarse, o de darse a la fuga sin cumplir su objetivo, el autor material del doble crimen desatascó el arma y continuó con el plan: persiguió a Monaghan dentro del restaurante mientras los camareros corrían a esconderse tras la barra y apretó de nuevo el gatillo hasta matarlo. Luego se marchó por su propio pie del local.

Las investigaciones, a cargo de la Udyco-Costa del Sol, aunque con el apoyo del Greco y de la UDEV de Fuengirola, permitieron identificar al sospechoso en muy poco tiempo. A partir de ahí, los agentes se centraron en desandar sus pasos para reconstruir su plan de fuga.

Según las fuentes consultadas, el presunto asesino, natural de Reino Unido y de 44 años, habría tomado una serie de precauciones para evitar que lo reconocieran. Al parecer, en primer lugar, se afeitó la cara y la cabeza para tener una apariencia distinta a la que la policía podía conservar de él.

La segunda medida de seguridad fue cruzar a Portugal, consciente de que corría menos peligro si evitaba los aeropuertos españoles. En menos de 24 horas pisó tres países: España, donde presuntamente ejecutó el doble asesinato; Portugal, donde tomó un avión; y Reino Unido, donde aterrizó y donde disponía de la infraestructura para ocultarse.

Ya en Inglaterra, el supuesto autor material cambió constantemente de domicilio para dificultar su localización. Pero ni todas esas precauciones le sirvieron para evitar su detención. Sólo 13 días después de los crímenes, y gracias a las investigaciones de la Policía española, el sospechoso fue arrestado en virtud de una orden internacional dictada por el juzgado de Fuengirola que instruye el caso.

Las autoridades de Reino Unido consideran a las víctimas dos cabecillas del clan -los sitúan en los escalafones más altos de la organización-, por eso ahora, una vez resuelto el doble asesinato, la preocupación es que se produzca una escalada de violencia derivada del mismo tanto en Escocia como en España.

Los investigadores locales, con la Udyco-Costa del Sol al frente, tampoco tuvieron excesivos problemas para identificarlos, pese a que no llevaban documentación encima, ya que conocían perfectamente su pasado. Y también tenían constancia de un intento de asesinato previo del que Ross Monaghan venía huyendo, según fuentes cercanas al caso.

Fue algo más que un aviso. La prensa escocesa ubicó aquel tiroteo en Gangland (la traducción literal es tierra de bandas, denominación que ha dado lugar a documentales y series de televisión), aunque en realidad sucedió en Glasgow (Escocia), en la puerta de la escuela primaria St George en Penilee.

Ocurrió la mañana del 16 de enero de 2017. La policía confirmó a los medios que el pistolero, que vestía un gorro de lana oscuro y una bufanda alrededor de la cara, empujaba un cochecito plegable de cuatro ruedas con la finalidad de mezclarse entre los padres. Cuando llegó a la altura de su objetivo, apretó dos veces el gatillo contra Ross, que llevaba un chaleco antibalas. Uno de los proyectiles le alcanzó en un hombro.

Tres días después, la víctima fue vista en el aeropuerto de Glasgow a punto de coger un vuelo con destino a Málaga. Pero su pasado le siguió persiguiendo. Ross Monaghan había sido acusado del asesinato de Kevin 'Gerbil' Carroll, miembro del clan rival de los Daniels. Carrol fue acribillado -le dieron 13 tiros- en el aparcamiento de un supermercado en Robroyston, un barrio de Glasgow, en 2012. Su crimen quedó impune. Al menos para la justicia.

El otro fallecido, Eddie Lyons Jr., también había sido víctima de otro incidente con arma de fuego en el que resultó herido en 2010, precisamente días antes del asesinato de Carroll, según la BBC, que indica que el doble crimen de Fuengirola se ha producido en medio de una serie de asaltos, tiroteos y atentados con bombas incendiarias en Glasgow y Edimburgo desde marzo por los que se han producido más de 30 arrestos.

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