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Rocío Nadales
Martes, 10 de junio 2025, 17:51
Lo que empezó como una ilusión entre compañeros de vestuario terminó siendo una gesta colectiva que rozó la gloria. La Selección Masculina de Balonmano de la Universidad de Málaga ha firmado un campeonato para recordar: subcampeones de España en el Campeonato Universitario celebrado en Leganés.
El camino hasta esa final fue impecable. Tras proclamarse campeones de Andalucía en Almería, donde arrasaron a los anfitriones en la final, los malagueños llegaron a Madrid con la ambición bien puesta. En el nacional, encadenaron victorias ante la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Valencia y la Universidad de León. Solo cedieron en el último partido, y por la mínima, 31-32, ante la Universidad de Alicante, la gran favorita.
«Fue muy épico llegar a la final, y más en las condiciones en las que estábamos. Dimos lo máximo. Para mí, es una medalla de plata con sabor a oro», asegura el capitán Gabriel Roldán, estudiante del doble grado en ADE y Derecho. La final, ya sin margen de descanso, la jugaron con solo ocho efectivos. «Jugaron como auténticos guerreros», destaca el segundo entrenador, Ignacio Ruestes.
La exigencia fue máxima. El nivel del torneo fue creciendo partido a partido, hasta llegar a enfrentarse con rivales con jugadores de ASOBAL. «Desde el primer partido al último, fue subiendo mucho el nivel de los contrincantes», señala Ruestes.
Pese a todo, el equipo respondió. Incluso cuando las circunstancias se torcieron. El entrenador principal, Nacho Torres, tuvo que abandonar la concentración en el segundo día por motivos personales. «El partido de semis contra León fue clave. Era nuestro primer partido sin nuestro entrenador y había esa incertidumbre en el vestuario», recuerda Roldán. Ruestes no duda en reconocer su figura: «Nacho es el artífice de todo esto».
Más allá de lo táctico, el grupo fue la gran baza del conjunto malagueño. «La experiencia ha sido espectacular, y más cuando vas con un grupo de amigos más que compañeros de equipo», afirma el capitán. «En un campeonato tan corto, el grupo humano es fundamental», añade Ruestes.
Y es que representar a la UMA va más allá del marcador. «Es un privilegio que la universidad te permita participar en este tipo de competiciones», dice el capitán. Para el segundo entrenador, tiene un valor añadido: «Representar a tu ciudad, a tu universidad, siempre me llena de orgullo».
Con un equipo joven, donde más de la mitad eran de primero o segundo curso, el futuro promete: «Va a haber más medallas en el futuro», pronostica Gabriel Roldán. ¿Y habrá billete para el Campeonato de Europa Universitario? Aún está por decidirse. «La universidad debería apostar. El balonmano siempre trae algo», apunta Ignacio Ruestes.
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